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Junta Administrativa de Argomaniz  
 
   
 

Historia de Argomaniz

Autores: Eusko Ikaskuntza-Sociedad de estudios Vascos para la Diputación Foral de Álava.
Heráldica de los municipios, concejos y núcleos de Álava.
Juan Vidal Abarca
Mónica Pérez de Heredia

 
 

 

 
 


Apartado histórico-artístico

Conocido inicialmente por el nombre de “Argumaniz” y “Argomanez”, este pueblo siempre ha mantenido un escaso volumen poblacional, cercano a los treinta vecinos que ya cifraba a mediados del siglo XVI el Licenciado Gil. En 1337 se unió, como aldea, a la nueva villa de Elburgo así como su iglesia se convirtió en aneja de la de Elburgo siendo servida por sus beneficiados. En esta misma localidad existieron dos ermitas hoy desaparecidas, la de Santa Catalina y la de Santa Eulalia, y esta última hacia 1550 fue residencia de una pequeña comunidad de beatas cuya priora fue Doña Juliana Vélez de Guevara.

Pueblo situado en la falda del monte Zabalgana con una población, a mediados del siglo XIX, de unas setenta personas. Frío aunque sano, su clima estaba bien condicionado por la presencia del antedicho monte. Al igual que la mayoría de las localidades alavesas, la escuela de primeras letras (donde acudían unos veinte alumnos) y la iglesia parroquial de San Andrés Apostol, con un beneficiado, se presentaban como los edificios centrales de la actividad cotidiana. Cerca de Argómaniz, en el despoblado de Quilchano (desde el siglo XIV, los vecinos de Quilchano pasaron a habitar en Elburgo), también se levantaba otro lugar de devoción, la ermita de San Pedro. Una superficie cultivable caracterizada por ser llana, fértil y, aproximadamente, de una extensión rayana a las quinientas fanegas. El escaso aprovechamiento de la caza, sobre todo de perdiz, unido a una reducida cría de ganado provocaban que la producción cerealística y de hortalizas se convirtiesen en las fuentes primordiales de riqueza de esta localidad.

Argómaniz pertenecía al partido judicial de Salvatierra a mediados del siglo XIX. Le correspondía a esta localidad el ayuntamiento de Elburgo. El licenciado Gil afirmaba en el siglo XVI que Argómaniz contaba con unos treinta vecinos siendo jurisdicción de la Corona de Castilla. La iglesia, que se llama de San Andrés, era aneja a la de Elburgo. Tenía dos ermitas: Santa Catalina y Santa Eulalia y también existía una cofradía, de San Pedro del Quilihomo. A mediados del siglo XIX, Madoz informa de la presencia de una escuela de primeras letras. En 1820, Isidoro de Aguirre, vecino de Argómaniz aunque natural de Atauri, solicitaba al Consejo de Castilla la expedición del título de maestro de primeras letras, probablemente con miras a ejercer este oficio en la referida localidad.

El mantenimiento tanto del edificio escolar como del maestro se convirtió en un quebradero de cabeza para los vecinos de estas pequeñas localidades. Por ejemplo, los alcaldes de barrio de Arbulo, Argómaniz y Mendijur solicitaron autorización para poder cultivar dos heredades sitas en términos de Zabaleta y Externa, para con su producto ir redimiendo un antiguo censo (un préstamo adquirido por el concejo) y afrontar el pago del salario del maestro. Igualmente, los bosques y pastizales próximos a esta localidad se presentaban como los principales recursos económicos que permitían la mejora progresiva de la infraestructura de Argómaniz. Por ejemplo, entre 1919 y 1922, el alcalde de barrio de Argómaniz solicitaba nuevos recursos forestales de sus montes, en concreto del término de Uragana, para ir realizando las obras imprescindibles en la casa del concejo así como en el abrevadero.

Estos montes y bosques siempre han estado presentes en la economía de Argómaniz. Así, en 1929, se produjo la subasta de la leña cortada en el monte común de Elburgo y Argómaniz y que se pretendía destinar al tendido eléctrico que estaba llevando a cabo la Sociedad Hidroeléctrica Ibérica de Bilbao en estas tierras. Aquel mismo año, de los términos de Zabalgaña e Illazarri, se habían extraído varias suertes de leña destinadas primordialmente al tendido de electrificación del Ferrocarril del Norte. La existencia de cortes ilegales de leña se convirtió en uno de los grandes quebraderos de cabeza de las autoridades locales. Ya, entre 1861 y 1862, se produjo la firma de una sumaria por haberse podado parte de una arboleda sin la pertinente licencia.

Argómaniz poseía, a mediados del siglo XIX, unas quinientas fanegas de tierra destinadas a la producción de todo tipo de cereales como trigo, cebada y avena. El terreno era, a juicio de Madoz, fácil de trabajar y bastante productivo. También se daba alguna cría de ganado vacuno, caballar y de cerda. De sus montes y de su término los cazadores obtenían perdices y otras muchas especies de caza. Al igual que le ocurre a la mayor parte de las localidades alavesas, la economía de sus habitantes básicamente ha sido de subsistencia. Por ello, el aprovechamiento de los montes, pastos y bosques comunales (compartida su explotación con otras localidades próximas) pasaba a convertirse en uno de los elementos fundamentales a la hora de entender muchas de las actuaciones políticas de sus autoridades.

En 1774, los concejos de Guevara, Mendijur y Echávarri Urtupiña reconocían llevar pleiteando con los concejos de Elburgo y Argómaniz desde hacia cierto tiempo por los rompimientos y rozas de tierras que se habían ido haciendo en el despoblado de Quilchano. Estos concejos demandaban que el pleito se viese y determinase judicialmente en alguna de las salas de la Chancillería de Valladolid. El despoblado de Quilchano pasó a convertirse en el principal foco de dificultades y enfrentamientos que vivieron los vecinos de Argómaniz desde el siglo XVI hasta mediados del XX. En 1858, por ejemplo, la Fábrica de la iglesia de Argómaniz se enfrentó al vecindario de Mendijur y de Echávarri Urtupiña sobre que estos últimos debían contribuir con la primicia a la referida iglesia en relación al número de vecinos que labraban tierras en el coto de San Pedro de Quilchano.

El aprovechamiento de montes y bosques se presenta como uno de los recursos más habituales en el equilibrio de estas economías de subsistencia. Por todo ello, una de las principales preocupaciones de las autoridades locales consistía en la defensa a ultranza de cualquier accidente que se pudiese producir en estos terrenos comunales. A mediados del siglo XIX, se comenzaron a practicar una serie de diligencias encaminadas a valorar la culpabilidad de José de Ojer y Aniceto de Landa en la aparición de algunos pequeños incendios en el monte común de Argómaniz y Elburgo. En 1924, el Presidente de la Junta Administrativa de Elburgo comunicaba el incendio acaecido en el monte comunal de Argómaniz.

Otro litigio habitual se concretaba en todo lo tocante al aprovechamiento de los pastos de los diferentes despoblados sobre los que tenían algunos derechos los vecinos de Argómaniz. Así, por ejemplo, en 1862, se produjo un largo pleito con Elburgo por el uso de los pastos del despoblado de Arriarain. A fin de evitar algunas de estas penosas y costosas disputas, las propias localidades intentaban definir claramente cuáles eran las zonas de estos espacios de aprovechamiento comunal que correspondían a cada uno de los pueblos usufructuarios. Entre 1861 y 1862, los ayuntamientos de Arrieta y Orenín solicitaron que se ejecutase la división del monte Uragana que tenían en comunidad con las localidades de Argómaniz, Mendijur y Urizar. Por estas mismas fechas, por ejemplo, los pueblos de Arbulo, Argómaniz y Oreitia llevaron al acuerdo previo para pasar a hacer efectiva la división del monte común de Eguirazarri. A pesar de los acuerdos de división de los antiguos términos comunales, todavía en 1935, las juntas administrativas de Elburgo y Argómaniz protestaron amargamente por el reparto de comunales efectuado en Quilchano.

Resulta llamativo que el abasto de las necesidades de estas pequeñas localidades provocase puntualmente el desenvolvimiento de algunas ilegalidades. Así, por ejemplo, en 1924, se siguió un juicio administrativo ante la Alcaldía de Elburgo contra varios vecinos de Hijona, Añúa, Gáceta, Elburgo y Argómaniz. La razón de este pleito residía en que estos individuos se habían visto envueltos en una introducción fraudulenta de licores. La pena se concretó en que abonasen el triple de los derechos demandados en un primer momento.

La parroquial de San Andrés consta de una planta de cruz latina y los primeros datos respecto a su edificación se constatan hacia finales del siglo XV. Destaca a la derecha del presbiterio la presencia de un arco de medio punto que hacia de entrada a la capilla de los Larrea y en el mismo arco del presbiterio también encontramos la presencia del escudo de los Larrea acompañado de los cabos de la cruz de Calatrava puesta por Don Juan de Larrea y Henayo. En 1549, Andrés de Alzola, construyó la escalera, “el caracol”, del coro de esta parroquial. Cada uno de los tres retablos pertenece a cada uno de los siglos de la Edad Moderna (el mayor data del XVII, el de Santa Catalina del XVI y el de Nuestra Señora del Rosario del XVIII). La ermita de San Pedro de Quilchano es un templo románico de cabecera recta. A lo largo del siglo XVIII sufrió varias reparaciones y de esta misma centuria data el retablo mayor confeccionado por Tomás Ramírez de Ocáriz (Maestro Escultor) y Manuel Rico (Maestro Dorador).

Apartado biográfico

DÍAZ DE ARCAYA, Pedro (Siglo XVII): Alcalde de Hermandad.
Natural de Argómaniz. En las juntas generales celebradas el 21 de noviembre de 1651 se le confirmó en el empleo de Alcalde de la Hermandad de Iruraiz.

GONZÁLEZ DE ARGANDOÑA, Domingo (Siglo XVI): Alcalde de Hermandad.
Natural de Argómaniz. En las juntas generales celebradas el 21 de noviembre de 1559 se le tomó juicio de residencia en calidad de ostentar el empleo de Alcalde de la Hermandad de Iruraiz.

LARREA Y HENAYO, Juan (Siglo XVII): Militar.
Natural de Argómaniz. Caballero de la orden de Calatrava, señor de la Casa y Torre Mundáraz, del consejo de Guerra de Carlos II y Ministro de Estado.

LÓPEZ DE LUZURIAGA, Saturnino (Siglos XVIII-XIX): Abogado.
Natural de Argómaniz. Abogado de la Real Chancillería de Valladolid y Asesor en el Juzgado Ordinario de Elburgo durante el Trienio Liberal. Había sido estudiante en el Seminario Conciliar de San Miguel de Pamplona, aproximadamente, entre 1814 y 1817.

RAMÍREZ DE OCÁRIZ, Gregorio (Siglo XVIII): Alcalde de Hermandad.
Natural de Argómaniz. En las juntas generales celebradas el 20 de noviembre de 1700 se le tomó juicio de residencia en calidad de ostentar el empleo de Alcalde de la Hermandad de Iruraiz.

Apartado documental: fuentes de archivo y bibliografía:

Bibliografía

MADOZ, Pascual: Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y sus Posesiones de Ultramar. Madrid, 1845-1850.
ORTIZ DE ZÁRATE Y GALARRETA, Ramón: Compendio Foral de la Provincia de Álava. Vitoria, Diputación Foral de Álava, 1983.
PALACIOS MENDOZA, Victorino: Patrimonio arquitectónico en la Cuadrilla de Salvatierra: elementos menores. Salvatierra, Cuadrilla de Salvatierra, 2002.
PASTOR DÍAZ DE GARAYO, Ernesto: Salvatierra y la Llanada oriental alavesa, (siglos XIII-XV). Vitoria, Diputación Foral de Álava, 1986.
PORTILLA VITORIA, Micaela Josefa y alii: Catálogo Monumental de la Diócesis de Vitoria. Tomo IV. La Llanada Occidental. Vitoria, Caja de Ahorros Municipal de Vitoria, 1975.
POZUELO RODRÍGUEZ, Felipe: Documentación municipal de la Cuadrilla de Salvatierra: municipios de Aspárrena y Zalduondo (1332-1520). Donostia, Eusko Ikaskuntza, 2001.
SANTOYO, Julio César: Viajeros por Álava (siglos XV a XVIII). Vitoria, Caja de Ahorros Municipal de Vitoria, 1972.
VIGURI ARAMAYONA, Servando de: «Andanzas del alavés, "el fuerte" de Arbulo: entre la historia y la leyenda», en Vida Vasca, nº 33, 1956, págs. 73-75.

Fuentes de archivo

(A)rchivo (H)istórico (N)acional. Cámara de Castilla. Legajo nº 13378. Expediente nº 63.
AHN. Cámara de Castilla. Legajo nº 50013.
AHN. Cámara de Castilla. Legajo nº 3449. Expediente nº 11.
AHN. Cámara de Castilla. Legajo nº 13141.
Archivo de la Real Chancillería de Valladolid.. Pleitos Civiles. Escribanía Taboada. Legajo nº 642.
(A)rchivo del (T)erritorio (H)istórico de (Á)lava. (D)ocumentación (H)istórica. 455-39.
ATHA. DH. 566-42.
ATHA. DH. 602-30.
ATHA. DH. 700-7.
ATHA. DH. 775-5.
ATHA. DH. 979-101.
ATHA. DH. 1877-40.
ATHA. DH. 1881-18.
ATHA. DH. 1881-19.
ATHA. DH. 3253-14.
ATHA. DH. 3896-2.
ATHA. DH. 4283-26.
ATHA. DH. 4435-22.
ATHA. DH. 5463-1.
ATHA. DH. 5527-1.
ATHA. DH. 6124-5.
(A)ctas de (J)untas (G)enerales de (Á)lava. Libro nº 5. Fol. 147v.
AAJJGGA. Libro nº 14. Fol. 331v.
AAJJGGA. Libro nº 22. Fol. 42r.